martes, 5 de enero de 2016

¿Hacerse la carta natal o Trabajar con la carta natal?

            Generalmente decir: “hacerse la carta natal” es una forma de decir (para mí): "voy a echar un vistazo", voy a ver que me puede aportar, que me puede decir, esta cosa tan misteriosa que es la astrología o el astrólogo, persona estudiosa de los cielos (en el mejor de los casos). Una posición más bien expectante, pasiva, observadora, alerta, hasta de cierta manera desconfiada si es que no hay mucha experiencia sobre lo que puede pasar.

            Por otro lado, se podría decir: “voy a trabajar con mi carta natal”. Ahí ya hay otra posición con respecto a lo que puede dar la astrología o el astrólogo. Hay una posibilidad, un observar también pero un poco más participativo. Ya se vislumbra a la carta natal como una herramienta, como un mapa que puede guiarnos sobre mundos energéticos e invisibles como son la propia psiquis, nuestros vínculos y los momentos de la vida.
            El supuesto saber que se le adjudica al astrólogo es bueno discriminarlo: por un lado tiene conocimiento sobre cómo interpretar un mapa astrológico, sus elementos y la información que puede surgir de ellos. Como es un lenguaje simbólico, la carta astrológica es un mapa, un mapa de energías y como se dice en mapa no es el territorio. La carta no es la persona que viene a consultar. No es que a priori, el astrólogo sabe todo sobre la persona, hasta su más intimo secreto…no, a veces se proyecta ese miedo en el poder de saber del astrólogo.
            Esa proyección en la cual se puede depositar las preguntas más metafísicas o más dubitativas sobre el futuro o sobre lo que vendrá, sobreestiman las posibilidades de la herramienta y caerán en saco roto desde mi punto de vista. Hay respuestas, pero también provocan más preguntas, abren posibilidades, no las cierran. Y esto puede ser incomodo para alguien que busca que externamente aparezcan certezas que tranquilicen. Poner todo el poder en el otro, en que va a saber algo que me condicione o me sugestiones, es peligroso esperar eso, se puede generar una dependencia incapacitante. Nos puede pasar con los médicos, con los psicólogos o con cualquier persona que proyectemos un conocimiento desmesurado o idealizado.
            En cambio, en un encuentro con la carta natal, hay una exploración, una observación de uno mismo, de tratar de ser más conscientes, de hacernos responsables de nuestras decisiones. Hacerse la carta natal o trabajar con ella no se circunscribe a una sola mirada, puede haber más de una, debería haber más. Porque la carta podríamos decir que está viva, ya que refleja lo que somos y si nosotros estamos vivos, la carta nos acompaña. Cambia nuestro punto de vista y cambia lo que la carta nos muestra. Tiene muchos niveles de contenido, de sutiles recovecos que se van revelando a medida que vamos relacionando distintos puntos que creíamos inconexos. La carta natal se puede investigar y trabajar toda la vida, es tan profunda como nos animemos a explorarla.

Propongo el trabajo conjunto entre el consultante y el astrólogo me parece que es la mejor estrategia. (continuará)